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jueves, 16 de mayo de 2013

La Cebolla y sus Nanas...La Sopa pobre de Cebollas y queso.

Miguel Hernández, poeta español, preso del Franquismo durante la Guerra Civil , escribe, desde la cárcel de Torrijos, Las Nanas de la Cebolla, a su mujer y su hijo de siete meses. Ella solo come pan con cebolla hervida...y su lactancia, a ese hijo, está consustanciada a través de esa sóla colación.

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

en la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchada de azúcar, 
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.

Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos,
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pones alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos 
y de mi amor.

La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.

Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela, mi nino, en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla, 
tú, satisfecho.
No te derrumbes.

 No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.


Esta es la más trágica canciones de cuna de toda la literatura española.
Cebolla hervida y pan.
No me extraña ya que mi padre, César Rodríguez González, en su Galicia natal y con sus abuelos, comían una sardina entre tres, con papas y versas, durante la misma época. Pero ellos, en comparación, comían como reyes, en el fragor de la hambruna.

Es muy posible que Josefina, la mujer de Miguel Hernández, más que la leyenda de la cebolla hervida, hubiérase hecho una sopa de cebollas, tomándola con el pan, más que con una cuchara.

Los franceses también tienen una versión de esta sopa, la que era un plato humilde elaborado con ingredientes 'sencillos', a veces identificado con las épocas de la hambruna y la extrema pobreza.

Aquí mis dos recetas, extraídas de un libro  casi incunable, edición de 1926, pero redición del 1914...sencillamente Marta, Cocinera Criolla, propiedad de mi abuelo, César Rodríguez Pardo, jubilado como Jefe de Cocina del Hospital Vicente López y Planes de Gral Rodríguez, pcia de Buenos Aires, Argentina...primer Secretario Gral de ATE -Asociación Trabajadores del Estado-.
El libro de cabecera de mi Abuelo César Rodriguez Pardo


Sopa de Cebollas

Se cortan seis cabezas de cebolla blanca y se doran bien en bastante manteca, agregándoles sal y pimienta; se echa el caldo según los platos que se deseen y una copa de coñac. En la sopera se baten un poco tres huevos con las claras y perejil; se le pone el caldo hirviendo, revolviéndolo hasta que se mezcle bien, se le agregan rebanadas de pan tostadas y se sirve.


La Sopa de Cebollas Gratinadas Francesa


Para la preparación del plato se cortan muchas cebollas en forma de brunoise o juliana y posteriormente se sofríen en mantequilla o cualquier aceite vegetal. Algunas recetas añaden harina para espesar ligeramente con un roux, y vino blancojerez o brandy a voluntad. Todo ello se hierve posteriormente en agua o en un caldo ligero de hortalizas o de carne (ternera, buey o ave).
Se suele servir caliente en un cuenco o un tazón, con un poco de queso gruyère o emmental rallado. Se puede verter la sopa sobre una rebanada de pan colocada en el fondo del tazón, a la manera de las sopas medievales. La versión francesa dispone de una variante muy tradicional llamada gratinée (gratinada): una vez la sopa servida en los tazones, se cubre con una rebanada de pan blanco en la que se espolvorea queso rallado, y se gratina al gril o al horno para formar una costra dorada. Esta sopa se sirve como entrante en muchos restaurantes europeos. En la tradición francesa se sirve frecuentemente a altas horas de la noche o de madrugada, cuando se trasnocha.

La sopa, quizás el primer platillo creado luego de la invención del fuego, de la olla y la cocción de diversos ingredientes en agua. 
Comida de pobres, se dirá...Para los Franceses, sirve para combatir la resaca, o los efluvios de las bebidas alcohólicas, contemporáneamente. Pero nunca falta alguna época de carestía y hambruna, donde las sopas, son las reinas de la gastronomía.

Adoro las sopas...la primera comida del hombre, luego de haber descubierto el fuego y un recipiente, la Olla. Desde el neolítico, todavía perdura como una exquisitez.








Agarrá los libros que no muerden.

Sobre Miguel Hernández.
http://www.nidodepoesia.com/nanas1.htm

*La Cocinera Criolla. Marta. Luis Gili, Librero-editor. Barcelona. 1926.

http://es.wikipedia.org/wiki/Sopa_de_cebolla

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